Disponer de una visibilidad global de los stocks prácticamente en tiempo real
En un entorno omnicanal, los distribuidores tienen que abordar numerosos desafíos como consecuencia de la variedad de canales de pedido (web, centro de llamadas, terminales móviles, cajeros en tienda, etc.), de la multiplicación de los centros de distribución, almacenaje y preparación (almacenes, tiendas, proveedores) o de la diversidad de las formas de entrega y devolución de los productos ofertados (domicilio del cliente, puntos de entrega, tienda, drive, etc.). Dicho de otro modo, la tradicional cadena logística «en silos» ha muerto. ¡Viva la cadena de suministros transversal!
Ello implica, por lo tanto, que las marcas de distribución tienen que conocer en tiempo real el estado de su stock en el conjunto de su red de distribución (almacenes, puntos de venta físicos, proveedores). Y hacerlo de manera que ofrezcan a sus clientes, tanto si están en tienda, como delante de su ordenador o su teléfono inteligente, únicamente las opciones de disponibilidad y entrega posibles en el momento del pedido: comprar o reservar el producto en Internet, ir a buscarlo más tarde a la tienda más cercana, hacer el pedido en tienda y recibir el producto en casa a través de otra tienda que disponga de stock o recibirlo directamente del almacén, etc. Todo ello implica una sincronización casi continua de la información alojada en las distintas herramientas informáticas de las empresas: sistemas de cobro de las tiendas, de gestión de los almacenes y el stock, ERP, aplicación de comercio electrónico, etc.
Optimizar la preparación de los pedidos desde las tiendas
En paralelo, con el desarrollo continuo de la distribución omnicanal, el punto de venta se transforma: además de la atención al cliente, la venta, la recepción de la mercancía, la colocación en los lineales, las reposiciones y los inventarios, ahora se suman tareas de gestión de las reservas y los pedidos («click & collect», «reserve & collect»), de gestión de las devoluciones y de preparación y expedición de los pedidos cursados en línea.
Aunque los flujos aún no son de envergadura, es más que probable que aumenten en los próximos años, incluso en los próximos meses. Aunque las tiendas pueden preparar algunos pedidos al día procedentes de los canales digitales, actualmente no cuentan con la organización necesaria para procesar cien, por deseable que esto sea. Efectivamente, al contrario de lo que sucede en los almacenes logísticos, el cometido principal del punto de venta no es preparar los pedidos de los canales digitales. Las marcas tendrán que equipar a sus empleados con herramientas para mejorar su eficacia en la preparación de pedidos: por ejemplo, soluciones para localizar rápidamente los productos en la tienda y para optimizar las «rutas» (recogida de los productos) en el punto de venta, como ya se hace desde hace muchos años en los almacenes.
No cabe duda de que, con el paso de los meses, también tendrán que tomar decisiones en función de varios parámetros: la creación de valor para el cliente, la capacidad de las tiendas de absorber la carga adicional asociada a la distribución omnicanal, la red geográfica de tiendas, los costes de preparación y transporte del almacén a la tienda, los volúmenes que se deben procesar, etc.